Por Richard Heinberg, originlmente publicado en Post Carbon Institute | Jun 18, 2015
Esto podría ser grande.
Impulsos religiosos y éticos son poderosos formadores de la conducta humana. Por eso, aquí en los EE.UU., los líderes corporativos de antaño encontraron maneras de utilizar la religión para promover la noción de que la desigualdad económica extrema está perfectamente bien con el Todopoderoso y que las regulaciones gubernamentales son obra del diablo.